miércoles, 27 de marzo de 2013

La muerte en Venecia Thomas Mann



La montaña sagrada es la obra más famosa del prolífico escritor Thomas Mann, autor alemán nacido en 1875 y muerto en Suiza en 1955; por ella es reconocido mundialmente; pero el resto de sus obras no se encuentran a la saga de esta obra. Y hay que decir que su obra es más que basta, cerca de cincuenta novelas, sin contar su obra ensayística, también muy extensa.


La muerte en Venecia, libro publicado por primera vez en 1911, retrata la decadencia de uno de los símbolos del renacimiento, producto de la imaginación y el genio de Leonardo Da Vinci, quien lo proyectó: Venecia. A través de la mirada de un vacacionista que se topa con la belleza del mundo en un adolescente, que enferma y muere a causa de la peste suscitada en tal ciudad, el autor convierte al libro en la demostración, de lo particular a lo universal, de lo que le sucede al mundo: se viene abajo mientras unos tratan de ocultarlo y otros no se dan cuenta.

La decadencia de este entorno, escenario sobre el cual se desarrolla la obra, es la decadencia del hombre. Parece que para Thomas Mann se está perdiendo la belleza, los valores, y ello lo representa por medio de una peste que los lugareños parecen ocultar y que los vacacionistas no quieren ver.

Por otro lado, la visión de Mann parece ser profética: deduce que los ideales de pureza y advenimiento de la prosperidad que ya se gestaban en Alemania e Italia y que desembocarían en el Nazismo y el Fascismo, no tienen futuro; que los ideales de progreso de la humanidad se vendrán abajo a causa de los mismos defectos intrínsecos a ella: el egoísmo, los anhelos de poder.

Quizá demasiado temprano, podemos ver en este autor permear ideas existencialistas que, por ejemplo, Albert Camus y Jean Paul Satre, reflejarán de modo parecido en sus obras narrativas. Pero Mann no sólo dejo una veta literaria para futuros filósofos; sino que, indudablemente, está también influenciado por filósofos como Nietzsche, y de igual modo se interesó por temas filosóficos en sus ensayos.

No considero que esta sea una novela para el público infantil, sino para el público maduro que gusta de encontrar en la literatura una visión y una opinión del mundo en el transcurso de una historia, como en las fábulas orientales, que guardan un secreto para el lector atento.

Texto enviado por: Yuyín González



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