Después de casi 3 años de campaña por parte de Greenpeace, serán retirados del mercado los focos incandescentes y sólo se podrán omercializar focos ahorradores o eficientes, lo que representa una medida de gran importancia para enfrentar el cambio climático ya que se educirán los niveles de consumo de electricidad en al menos 5 por ciento y las emisiones de gases de efecto invernadero en 8 millones de toneladas de bióxido de carbono (CO2), además de que crecerá la producción de lámparas ahorradoras generando así empleos verdes.
La sustitución de los focos de bombilla por eficientes será gradual de 2011 a 2014 según un anuncio del gobierno federal que se dio en el marco de la décimosexta conferenica de las partes de Naciones Unidas sobre cambio climático (COP16) que se realiza en Cancún Quintana Roo.
También se publicó la NOM-SENER 028 en el diario oficial de la federación y se anunció un programa de sustitución de 47 millones de focos que si bien esta norma no tiene el carácter de ley, es el instrumento jurídico que respalda este anuncio.
"Desde 2008 que empezamos con la campaña hasta finales de 2010, demandamos una ley que prohibiera la comercialización de estos productos para el 2012 en todo el país, al fin hoy el gobierno anunció que se dejarán de vender estos productos, no se hará de la manera que nosotros pedimos y no todas nuestras demandas están cumplidas, pero al final nuestro objetivo principal y central de campaña se cumplió, gana Greenpeace y gana el medio ambiente. Como organización, con nuestros voluntarios de todo el país y el apoyo de la sociedad, podemos generar cambios que repercutan a nivel global", señaló Beatriz Olivera de la campaña de eficiencia energética de Greenpeace México.
Sin embargo, la simple emisión de la NOM-028 no es suficiente, deberá acompañarse de un paquete de iniciativas para establecer planes de manejo y disposición final de residuos peligrosos como el mercurio, contenido en las lámparas ahorradoras. Los principales fabricantes y comercializadores de estos productos deben hacerse cargo de sus residuos, tal como lo hacen en otras partes del mundo, donde las legislaciones los han obligado a recolectar sus residuos peligrosos e incorporarlos nuevamente al proceso productivo. Greenpeace seguirá trabajando, presionando para que se establezcan los planes de manejo necesarios.
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